martes, 15 de marzo de 2011

La soledad, el mayor enemigo de un anciano (por Nando L.)

Pasan las horas, los días, las semanas, los meses, los años y la soledad sigue reinando la vida de muchos ancianos.
No se puede describir con palabras el sentimiento que me surge en el momento que tengo conocimiento de que un mayor vive en continua soledad. Los ancianos, en general, son seres amables, agradecidos, generosos, simpáticos, acogedores... El anciano es historia viva de la humanidad. Es entrañable sentarte a escuchar a una persona mayor contar las aventuras y desventuras de su extensa existencia.
Es apasionante descubrir la historia de palabra de un anciano. Son innumerables los recuerdos que albergan en sus ya maltrechas memorias. De pronto te cuentan como en sus años de escolares los castigaban de cara a la pared o azotándoles los nudillos con una regla, te hablan de la guerra civil española y como fusilaban a personas en la plaza del pueblo, te recitan de memoria la misa en latín o te dicen paso a paso una receta antiquísima que cocinaban en el campo mientras que guardaban las cabras en el corral del cortijo donde trabajaban para unos señoritos adinerados. Reviven sus amores, recuerdan como tenían que llegar pronto a casa, se emocionan rememorando su primer beso...
Me hace daño pensar como tantos ancianos no tienen más compañía que la televisión, una revista o la radio. Me hace daño saber que en su memoria languidecen recuerdos de su niñez, su juventud y su madurez, recuerdos de su vida laboral, su vida social, recuerdos de personas que ya no están. En muchas ocasiones, estos recuerdos atormentan su ya difícil existencia.
Llega la noche y, a la luz de la luna que entra por la ventana de su alcoba, el anciano piensa que ya debe cerrar los ojos y dormir. El miedo hace que pasen noches y noches en vela. No es otro el miedo que el de cerrar los ojos y no volverlos a abrir para ver la luz de la mañana.
Si le preguntas a un anciano, siempre te diría que su mayor enemigo y el que más le aterra es la soledad. Debemos recordar que nuestros ancianos, algún día nos cuidaron y nos dieron todo su amor y compañía. Extrapolando aquí el eslogan de aquel famoso anuncio de televisión, sin animo de comparar y quedándonos solo con el sentido de la frase, os digo que "No los abandones, ellos nunca lo harían".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

MUY BONITO, SI SEÑOR.....

Anónimo dijo...

Muy poético, bonito y sentimental.
¿Por qué solos?. Creo que la próxima misiva debería castigar un poco a aquellos que con su actitud hacen de la soledad del anciano, una realidad tan cotidiana, que hasta nos parece normal y rutinaria, cuando no debería de serlo ¡ni mucho menos!.

Pedro

Fernando Romero dijo...

Muy emotivo, hay gente que no saben ni lo que tienen, que no valoran todo lo que ha hecho su padre, su abuela, etc. por él, hay muchas personas como yo, que darían cualquier cosa que le pidieras por ver un minuto y poder abrazar a alguien querido que se ha marchado antes de tiempo. No puedo seguir escribiendo... Abuela TE QUIERO.

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