

Desde estas líneas quiero aprovechar para hacer una crítica a las organizaciones políticas, porque todas llevan por bandera el cuidado del medio ambiente, y después nos encontramos con que editan miles de carteles gigantes para vallas publicitarias, infinidad de pegatinas varias, millones de folletos que aportan información innecesaria, etcétera. Y si en un programa electoral incluyen el respeto por la naturaleza y la aplicación de prácticas ecológicas, no entiendo el despilfarro de papel y diversos materiales que conlleva las acciones anteriormente descritas. Si estamos en plena era digital, lo lógico sería que se usaran las distintas posibilidades que nos ofrece los nuevos medios informáticos, como correos electrónicos, redes sociales, etc. Aunque son muchos partidos los que los utilizan pocos son los que les sacan el máximo rendimiento. Aparte del tema de la conservación del medio ambiente, está el elevado gasto económico que realizan los partidos, si todo el dinero invertido en el anuncio del candidato en cuestión se gastara en la realización de una infraestructura necesaria para la ciudad, todos los votantes lo agradecerían. Un alcaldable sería valiente si al inicio de la campaña anunciara: “Los xxxxx euros que tiene mi partido presupuestado para el transcurso de la campaña electoral se van a destinar a la asociación Z (pónganle el nombre que deseen)”. Estoy seguro que ganarían un montón de votos y estaríamos un poco más seguros de que ese alcalde va a ser honesto y va a cumplir con sus promesas.
Pero como esto no va a ocurrir, nuestros buzones se llenarán de correspondencia electoral, en las calles y plazas los militantes nos bombardearán con todo tipo de dípticos, en la Feria del Caballo tendremos los típicos pins que repartirán los simpatizantes y lo único útil que nos regalarán serán los abanicos que todo el mundo usará cuando el sol haga acto de presencia por las calles del parque González Hontoria.
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