jueves, 11 de agosto de 2011

Relato con Solera - ¿Realidad o ficción? (II)

En ese momento que sintió que alguien le tocaba la espalda, un frío recorrió cada poro de su cuerpo, como si alguien arañara cada espacio de su espalda, una sensación que nadie puede imaginar, una sensación que provoca un miedo imposible de ocultar. Lentamente Álvaro giró su cabeza, con el corazón a mil por hora, como si se tratara de la peor de sus pesadillas. Poco a poco veía una tímida luz que enfocaba su pálida cara e impedía ver más allá del intenso deslumbramiento de lo que parecía ser una linterna o móvil. ¿Quién eres?, dijo Álvaro con la voz entrecortada mientras miraba con asombro la luz. No encontró respuesta hasta unos segundos después, cuando se escuchó una voz femenina que decía “Álvaro soy yo, ¿no me reconoces?”. Después de esas palabras Álvaro comenzó a relajar su cuerpo y se situó junto a la pared, sabiendo que aquella persona que se encontraba dentro con él se encontraba en su misma situación.

¿Cómo has llegado aquí? ¿Qué está pasando? Preguntó intensamente Álvaro. La trabajadora de la ETT con la que había quedado Álvaro, se encontraba confundida y de las escasas palabras que salían de su agrietada garganta, comentaba que no sabía que estaba pasando, no sabía cómo había llegado allí, todo era muy desconcertante y no se lograba encontrar una explicación lógica a todo lo que estaba pasando aquella mañana en aquel centro de trabajo. Los dos decidieron después de unos momentos de reflexión, salir de aquel edificio oscuro, triste y tenebroso, que estaba provocando en sus cuerpos una temible energía negativa.

Abrieron cuidadosamente la puerta mientras los dos respiraban con gran intensidad, a la espera de no encontrar nada al otro lado de la misma. Una vez abierta, nada ni nadie se localizaba en aquel pasillo sucio y sin ventilación, así que decidieron andar hacia una de las puertas del departamento más cercano. Los dos, andando casi de puntillas y con gotas de sudor en la frente, avanzaban por aquellas zonas 
oscuras y amargas de la empresa, hacia una ventana situada en el segundo piso, para intentar salir entre las rejas de aquel infierno. La primera en intentarlo fue la trabajadora de la ETT, una vez que se engancho a la reja, Álvaro pudo ver rastros de sangre en la camisa y una gran herida en su espalda, sin pensarlo, fue retrocediendo lentamente paso a paso sin detenerse en ningún momento, ante aquella imagen de la espalda de aquella enigmática trabajadora, en ese instante, tropezó con una silla, llamando la atención de la trabajadora, ésta volvió su pálida cara, mirando fijamente a Álvaro con sus ojos venosos y rojizos, abriendo la boca mientras una lagrima de sangre recorría la parte derecha de su cara, suspiró con voz ronca y quebradiza : “ ¿Crees que vas a salir con vida de esta mierda de edificio?, no sabes lo que te espera aun por vivir”. 

Álvaro aterrorizado ante tales palabras, sintió como todas las puertas del edificio se cerraban fuertemente y sin pausa alguna con los bastidores correspondientes, mientras los cerrojos cerraban cada instancia, como cada posibilidad que tenía Álvaro de sobrevivir. Desolado y sin escapatoria, la trabajadora de la ETT se le acercó cuidadosamente por detrás, y con voz ronca dijo: “PODRÁS GRITAR, PODRÁS CORRER, PODRAS LLORAR, PERO AQUÍ HOY NADIE TE VA A ESCUCHAR, TU FINAL SE ACERCA, JAJAJA”

En esos instantes, Álvaro pálido y sin fuerzas en su cuerpo, decidió derrumbarse hacia el suelo, pensando en la vida que dejaba atrás, pero en ese momento …

¿Qué le ocurría a la trabajadora de la ETT?
¿Por qué quería matar a Álvaro?
¿Había más supervivientes dentro del edificio?



Le lunes tendrás la próxima entrega. No te la puedes perder.

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