viernes, 15 de abril de 2011

Nostalgias cuaresmales (por David)

Hoy es Viernes de Dolores y voy a dedicar esta entrada a las procesiones infantiles de Semana Santa. Son varios días los que llevo asistiendo a una estampa típicamente cuaresmal y no es otra que la de una algarabía de pequeños montando sus “grandes pasos”. Particularmente me emociona ver cómo en estos tiempos donde internet domina nuestras vidas, cómo sigue apareciendo la imagen de un grupo de chicos de no más de diez años con sus palets, sus martillos y sus clavos, ensamblando todo para hacer un altar andante al Cristo o Virgen u otra imagen devocional, quizás prestada por alguna de sus abuelas o familiares más cercanos.
Este hecho al que probablemente no le demos importancia tiene mucho valor para estos jóvenes. Estamos en una época en la que cualquier signo católico es repudiado, criticado o simplemente cuestionado. Pero cuando un grupo de amigos se unen para confeccionar una procesión están aprendiendo a realizar tareas manuales, tratar con otros chicos de su edad y responsabilizarse de finalizar un cometido, ocupando su extenso tiempo libre. Ojalá todos los jóvenes que con doce años ya están tomando su primera copa, fumando su primer porro, trasnochando hasta altas horas de la madrugada, o sin ser tan catastrofista, están en su casa jugando a un videojuego de la Play 3 o curioseando las fotos del tuenti, tuvieran la sana idea de hacer un “pasito” para su barrio o colegio.
Hace ya casi veinte años, yo mismo con cuatro amigos más nos aventuramos en realizar la estampa anteriormente descrita. Teníamos solo once años, pero una ilusión indescriptible de cargar nuestro primer paso y llevar en nuestro hombros una molía. Me emociono al recordar el momento en el que íbamos a por maderas a lo que actualmente es la zona donde se encuentra Media Markt, por aquél entonces se nos hacía un camino que parecía interminable. Llevábamos varios tablones que pesaban más que nosotros y no teníamos ninguna idea de carpintería, pero nuestras ilusión suplía todas las carencias. Menos mal que acudió en nuestra ayuda un costalero del Mayor Dolor, fue inestimable el conocimiento que nos brindó y gracias a José Manuel Perdigones pusimos en las calles del Agrimensor una digna procesión que despertó un interés desconocido entre los vecinos de la barriada.
Soy de la opinión que Jerez tiene un número suficiente de hermandades para su población y no podemos ni debemos crear cofradías a la medida de un reducido grupo de personas. Tenemos que consolidar y seguir haciendo grandes las hermandades que tenemos y no crear una distinta en cada barrio. Cuando estos niños adquieren una edad suficiente para participar activamente en la vida de hermandad, deben incorporarse y llevar toda su ilusión y ganas de hacer cosas nuevas a cualquiera de las tantísimas cofradías que existen en nuestra ciudad. Probablemente parte de culpa la tengan las propias cofradías, que no saben atraer a esta incipiente juventud al seno de sus hermandades y así aprovechar el enorme empuje que los jóvenes pueden darle a agrupaciones centenarias, algunas ancladas en tiempos pasados. Quizás sea el propio funcionamiento de muchas hermandades, con una actitud jerárquica impropia de un grupo formado por católicos, las que alejen a estos chicos de engrosar el número de hermanos de cualquier cofradía. Ojalá más pronto que tarde cambie esta situación y veamos a muchos de estos jóvenes perteneciendo a la actual nómina de cofradías jerezanas y formando parte activa de las mismas, ya que son el futuro.
Aprovecho esta entrada para desear a todos nuestros lectores una gran Semana Santa y que cada persona pueda disfrutarla a su manera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta jere¡¡¡¡¡

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