lunes, 12 de septiembre de 2011

Falsedad, divino tesoro (por Nando L.)

Se empeña en vivir en un mundo irreal, un mundo que solo existe en su mente, un mundo diseñado a su imagen y semejanza en el que todo es pura mentira y una visión desvirtuada de la realidad. Personalmente no soporto a esta gente que desprenden una imagen postiza, llevando una careta que oculta sus miserias y que hace de falsa pantalla de cine donde se proyecta una historia fantástica y llena de ilusiones inalcanzables realizadas solo y exclusivamente en la mente del individuo en cuestión.
Lo peor llega cuando este tipo de persona siente la necesidad "orgásmica" de engrandecer su ego a costa de tomar por tonto a su interlocutor contándole historias absurdas, peripecias fantásticas, hazañas estupendas y con glamour, etcétera, que solo existen y perviven en su, a mi entender, enferma mente. En definitiva, relatando sus más oscuros anhelos edulcorados con fantasías y unas ansias de pordiosera y falsa notoriedad en el círculo social del que se rodea.
Supongo que lo peor viene cuando llega esa sensación de vacío y de frustración enorme en el momento en que cae en la cuenta de que su vida está llena de hipocresía, de mediocridad, de resentimientos, de celos, de envidias ... y a su vez, se percata de lo agotador e insostenible que supone vivir en una sociedad que tarde o temprano detecta que esa persona es en sí misma una mentira y te baja del pedestal donde con sucias artimañas se ha subido de forma artificial.
Creo que siendo uno mismo, con nuestras virtudes y nuestros defectos, podemos llegar a donde nos proponemos y mantenernos ahí sujetos al cariño, amor, sinceridad y orgullo que nos profesan las personas que de VERDAD nos quieren, obviando por supuesto a las que se acercan buscando un interés espurio. 

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